Todas las personas vivimos con problemas,
sean grandes o pequeños y cada uno reacciona de maneras diferentes. El ser humana
es demasiado frágil y logramos rompernos con mucha facilidad.
Nos hundimos en un vaso de agua que nosotros
mismos estamos llenando, pareciera apropósito pero la verdad, es que no nos
damos cuenta. Como diría alguien que marco mi infancia: “es sin querer queriendo”
Las razonas para hundirnos en un vaso con
agua, son infinitas, incluso ilógicas y es qué muchas veces esperamos que
alguien nos salve, pero seamos razonables, nadie más que tú, podrá sacarte de
ese vaso al que tú te metiste, con o sin razón, así sea lo peor
que te haya pasado, eres tu quien decide, si quiere hundirse o quiere salir de ahí
nadando.
Algo que me ha enseñado la vida de una
manera muy dolorosa, es qué: “si tú no te quieres nadie va a quererte”
Aunque pienses que el mundo entero te quiere,
el único amor que importa, es el tuyo hacia ti mismo. El día que
podamos comprender lo que es, amarnos a nosotros mismos, ese día tal vez,
dejemos de ponernos la soga al cuello, por todo y por nada, ese día tal vez
dejemos ser felices a los demás, para vivir sin rencores y en paz.
La depresión es una enfermedad muy fuerte,
que no quiere escuchar de razones y puede llevar al suicidio.
Recuerda
siempre que eres una persona valiosa y que no hay amor más lindo y puro, que el
amor propio.